Ven positivo propuesta de incrementar impuestos en productos nocivos para la salud
La discusión sobre el paquete económico y presupuesto de 2026 ha puesto en el centro del debate público una medida que, aunque polémica para algunas personas, es un paso necesario: el incremento en los impuestos aplicados a productos que dañan la salud, como el tabaco, el alcohol y las bebidas saborizadas.
De acuerdo con Luis Huesca Reynoso, investigador de la Coordinación de Desarrollo Regional del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), esta estrategia busca generar un impacto positivo en la reducción del consumo de estos productos entre la población mexicana y, al mismo tiempo, aumentar la recaudación fiscal.
Desde hace años el economista del CIAD ha analizado la conveniencia de aplicar medidas fiscales para desincentivar prácticas nocivas y, en el mismo acto, fortalecer el financiamiento del sistema de salud, como es el caso del proyecto Economics for Health, que tiene por objeto llevar a cabo investigaciones que informen sobre la política de control al tabaco; actualmente es miembro de la iniciativa Bloomberg para reducir el consumo del tabaco (Bloomberg Initiative to Reduce Tobacco Use) en el grupo de investigación mencionado.
Un doble beneficio: salud y finanzas públicas
En palabras de Huesca Reynoso, “elevar los impuestos a productos como cigarrillos, alcohol y refrescos no debe verse como una medida recaudatoria, sino como una política de salud pública”. Según explica, el aumento de precios derivado de mayores tasas impositivas tiene un efecto comprobado en la disminución del consumo, especialmente entre adolescentes y jóvenes, que suelen ser más sensibles a variaciones de precio.
Este enfoque, señala el especialista, responde a la necesidad de enfrentar problemas de gran magnitud en México, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, además de los daños relacionados con el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, como el cáncer. “El costo económico de atender estas enfermedades es muy superior a lo que hoy se recauda por los impuestos aplicados a estos productos. Además, un estudio nuestro reciente mostró que los consumidores con estos padecimientos serán quienes disminuyan más su consumo en el país por el aumento de los impuestos”, añade Huesca Reynoso.
Evidencia internacional y respaldo académico
El economista del CIAD recuerda que países como Uruguay, Chile, Reino Unido y Australia han aplicado políticas fiscales similares con resultados significativos. En estas naciones, la implementación de impuestos más altos a productos dañinos ha contribuido tanto a reducir el consumo como a generar recursos adicionales para financiar campañas de prevención y programas de salud pública, así como la atención médica en los servicios públicos de salud de aquellos países.
“México no puede quedarse atrás en un tema tan sensible. Es momento de tomar decisiones valientes que protejan a las generaciones futuras”, afirma el investigador. Además, subraya que el debate no debe reducirse a un dilema entre consumidores y recaudadores, sino entenderse como una estrategia en la que los mayores beneficiados serán las familias mexicanas, que enfrentarán menores riesgos de enfermedades crónicas y una mejor calidad de vida.
La coyuntura del paquete económico 2026
De acuerdo con estimaciones preliminares realizadas por el CIAD, el incremento podría traducirse en 8,642.1 millones de pesos (mdp) adicionales o 16.4% más para el erario, al pasar de 52,631.5 mdp actuales a 61,273.6 mdp en 2026, recursos que, según las autoridades federales, se destinarán a fortalecer el financiamiento del sistema de salud, particularmente en la atención de enfermedades crónicas relacionadas con la mala alimentación y el consumo de sustancias nocivas.
En el caso particular del tabaco, ello conllevaría a un aumento en su precio actual del 15.7%, al pasar de 73.10 a 84.60 pesos y a que en la carga impositiva con la reforma (incluyendo IEPS e IVA) por cajetilla suba del 68.5% actual a un 72.8%, siendo un nivel aún por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud en la materia, que es del 75%.
“Es deseable que estos recursos se distribuyan un 28.6% ($17,522.0 mdp) para entidades federativas y el restante 71.4% ($43,754.2 mdp) al sector salud”, puntualizó.
“El reto es garantizar que la recaudación adicional se utilice de manera transparente y focalizada en programas de prevención y atención médica. De nada servirá recaudar más si esos recursos no se traducen en mejoras palpables en la salud de la población”, advierte el académico del CIAD.
Asimismo, plantea que estas medidas deben acompañarse de campañas de educación nutricional, actividad física y de concientización sobre los riesgos del consumo de bebidas saborizadas, tabaco y alcohol. “El impuesto es la medida más costo-efectiva, pero por sí sola no es suficiente; se requiere un enfoque integral que combine regulación, información y acceso a alternativas saludables”, precisa.
La propuesta de incrementar impuestos a productos nocivos refleja una tendencia global hacia políticas fiscales más responsables y con un sentido social. Para el economista del CIAD, México tiene la oportunidad de marcar un precedente en la región y demostrar que es posible avanzar hacia un modelo en el que la recaudación tributaria se convierta en una herramienta poderosa para mejorar la salud y el bienestar colectivo, sin impactar con estos impuestos a la salud financiera de los hogares más vulnerables, ya que, según las proyecciones, serían pagados por los estratos con mayores ingresos.