¿Tomar café inflama o protege? Desmontando mitos a través de la ciencia
El café es mucho más que una bebida que nos despierta o nos acompaña cada día con su inconfundible aroma y sabor. Detrás de estos deliciosos atributos (apreciados por los amantes del café) hay compuestos bioactivos que pueden influir en la salud. Los compuestos más identificados y estudiados incluyen la cafeína, la trigonelina, compuestos fenólicos como los ácidos clorogénicos, diterpenos y fibras solubles, entre otros.
Recientemente se ha debatido sobre si el café contribuye o no a la inflamación y sobre sus efectos en la salud.
En el lenguaje cotidiano, muchas personas utilizan la expresión “estar inflamado” para referirse a la sensación de distensión abdominal causada por la acumulación de gases; sin embargo, este fenómeno no implica una respuesta inflamatoria del sistema inmunológico. En cambio, la inflamación que suele asociarse con la hinchazón, el dolor y el enrojecimiento, que pueden aparecer, por ejemplo, tras un golpe fuerte o ante una infección viral o bacteriana, es aguda, es decir, una respuesta inmediata del organismo ante un evento específico. Por otro lado, existe otro tipo de inflamación, conocida como inflamación de bajo grado, que corresponde a una respuesta prolongada y silenciosa del sistema inmunológico, asociada a un mayor riesgo de desarrollar diversas enfermedades crónicas.
El debate sobre el consumo del café y la inflamación puede deberse a la confusión respecto del tipo de inflamación que se esté presentando. De hecho, los efectos adversos del café reportados están asociados con la inflamación aguda del tracto gastrointestinal en personas no sanas, mientras que los efectos del consumo de café sobre la inflamación crónica de bajo grado son benéficos. A continuación, algunas evidencias de lo que la ciencia nos dice.
¿Qué dice la ciencia sobre los efectos adversos del consumo de café?
Se han reportado efectos adversos del consumo de café en personas con alguna enfermedad. En personas con reflujo gastroesofágico o gastritis se han reportado la hipersecreción ácida y las molestias gástricas asociadas al consumo de café, pero no en personas sanas.1 También se ha asociado el consumo de café con alteraciones del ritmo cardíaco, aumento de la presión arterial, taquicardia o arritmias leves, pero únicamente en personas hipertensas o no consumidores habituales de café. Sin embargo, en adultos sanos, la ingesta de café con cafeína no provocó latidos cardíacos anormales en comparación con quienes no lo consumen.2,3
Contrariamente a lo anterior, el consumo de café estimula las secreciones gástricas, biliares y pancreáticas, lo que podría favorecer el proceso digestivo, según revela una reciente revisión de estudios publicados, incluidos metaanálisis y ensayos clínicos aleatorizados sobre los efectos del café en el tracto gastrointestinal.4 La mayoría de los datos no apoyan un efecto directo del café sobre el reflujo gastroesofágico, las úlceras pépticas ni las enfermedades inflamatorias intestinales, sino que sugiere que estos efectos adversos están asociados a otros factores de riesgo, como la obesidad o una alimentación inadecuada. Sin embargo, se destaca que se requieren más estudios, ya que en diferentes etapas del proceso digestivo los datos disponibles son muy variados, debido a la diversidad de tipos de café, su tratamiento, concentración, forma de preparación y el estado de salud de los participantes.
¿Qué dice la ciencia sobre los efectos del café en la inflamación crónica de bajo grado?
Hay evidencia suficiente que demuestra que los principales compuestos bioactivos del café, como la cafeína, los ácidos clorogénicos y otros compuestos fenólicos, tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios de bajo grado.
Según una revisión reciente, el café podría ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo y la inflamación, como la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2. Además, se asocia con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer y con una reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas. Se considera seguro, en personas adultas sanas, consumir hasta 400 mg de cafeína al día (equivalente a 1-4 tazas de café). No obstante, se recomienda precaución en personas con situaciones especiales, como el embarazo, la hipertensión, los trastornos de ansiedad o los tratamientos farmacológicos, debido a las posibles interacciones entre los compuestos del café y algunos fármacos.5
Otro de los efectos benéficos asociados a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes lo ejemplifica el estudio en persona de 60 años o más en Estados Unidos, que reveló que las consumidores de café (dos o más tazas al día) tenían menor probabilidad de presentar un bajo rendimiento cognitivo que quienes no consumen café. Esto es: el consumo de café protege contra el declive cognitivo asociado a la edad al reducir el daño oxidativo neuronal.6
Aunque la mayoría de los estudios son observacionales y no muestran una relación de causa-efecto, en estudios rigurosos (como los ensayos clínicos aleatorizados y controlados) también se han identificado efectos que pueden ser beneficiosos para la salud. Por ejemplo, se encontró que el consumo de café en personas adultas sanas aumentó la capacidad antioxidante en el plasma y disminuyó la formación de lípidos oxidados e inflamatorios, asociados al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.7 En contraste, en otro ensayo aleatorizado y controlado en personas adultas sanas, el consumo de hasta cinco tazas de café al día no tuvo efectos benéficos ni adversos sobre la salud.8
No debemos olvidar el componente genético: las diferencias en los genes involucrados en la manera en que cada organismo metaboliza los componentes de esta bebida determinarán sus efectos en la salud de quienes la consumen.
Componentes antiinflamatorios de la dieta
El papel de la inflamación de bajo grado en la salud, así como el de la dieta en su modulación, se ha reportado ampliamente. Se desarrolló un indicador del potencial inflamatorio a partir de datos de dietas de todo el mundo, incluidos los de México.9 Este indicador analiza los componentes de la dieta y sus efectos en la salud, desde los niveles de citocinas inflamatorias en la sangre hasta su impacto en enfermedades crónicas. Incluye 45 parámetros alimentarios identificados por su efecto proinflamatorio o antiinflamatorio. Entre los alimentos o componentes antiinflamatorios se encuentran la cafeína, el ajo, la cebolla, el jengibre, el chile, el romero, el orégano, el té verde o negro, las vitaminas A, C, D y E, la fibra, las grasas insaturadas y los polifenoles, entre otros. En cambio, entre los componentes que promueven la inflamación crónica de bajo grado se encuentran el colesterol, las grasas saturadas y trans, la energía total diaria y los carbohidratos.
No hay fórmulas mágicas: el potencial antiinflamatorio de la dieta no proviene de un solo elemento; esto lo determinarán las cantidades de los alimentos y los componentes que escojamos cada día para alimentarnos. Un ejemplo: la cafeína tiene un efecto antiinflamatorio, pero si se le agrega exceso de azúcar, se incorpora un componente proinflamatorio. Además, considerando la información sobre los efectos antiinflamatorios de algunos ingredientes, como el uso de grasas poliinsaturadas (aceites vegetales) y la inclusión de ajo, cebolla, chile y especias como el romero y el orégano en la preparación de los alimentos, se potencia el efecto antiinflamatorio de la alimentación diaria.
La fórmula más efectiva es seguir las recomendaciones de las Guías Alimentarias Saludables y Sostenibles para la Población Mexicana 2025-2030,10 ya que recomiendan consumir más vegetales y leguminosas, cocinar con aceites vegetales, incluir menos productos de origen animal, eliminar carnes ultraprocesadas (como el jamón, bolonia, chorizo o tocino), limitar el consumo de azúcares y productos ultraprocesados (generalmente con sellos de advertencia y leyendas precautorias), tomar agua natural para mantener una buena hidratación y no sustituirla por otras bebidas, incluido el café. Estas recomendaciones garantizan, además de una dieta sostenible, una dieta saludable y antiinflamatoria de bajo grado.
Es importante enfatizar que la cafeína y los productos que la contienen no se recomiendan para su consumo en niñas y niños, tal como lo indican las leyendas precautorias del etiquetado frontal.
No podemos dejar de mencionar el impacto ambiental del café: tiene un alto impacto en la biodiversidad y genera emisiones significativas de gases de efecto invernadero. Además, su producción contribuye a la pérdida de biodiversidad y requiere un alto consumo de agua, por lo que se aconseja reducir el consumo de café, evitar el desperdicio de café ya preparado, enviar a compostaje los residuos del café y sus filtros y utilizar termos rellenables, entre otras recomendaciones.
En conclusión, el café no es un enemigo de la salud. En la mayoría de las personas adultas sanas, su consumo moderado puede formar parte de una dieta equilibrada y, de hecho, aportar compuestos con efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Como cualquier alimento o bebida, sus beneficios o riesgos dependen del contexto: la salud de quien lo consume, la cantidad, la forma de preparación y con qué se acompaña su ingesta. Si se elige sin exceso de azúcar y dentro de una alimentación basada en verduras, frutas, leguminosas y granos enteros, y sin ultraprocesados, el café puede ser un aliado para disfrutar y cuidar la salud al mismo tiempo.
Estudios citados
1 Polese, B. et al. (2022). Effect of dewaxed coffee on gastroesophageal symptoms in patients with GERD: a randomized pilot study. Nutrients, 14(12). https://doi.org/10.3390/nu14122510.
2 Marcus, G. M. et al. (2023). Acute effects of coffee consumption on health among ambulatory adults, New England Journal of Medicine, 388(12):1092-1100. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2204737.
3 Lima de Castro, F. B. A. et al. (2024). Acute effects of coffee consumption on blood pressure and endothelial function in individuals with hypertension on antihypertensive drug treatment: a randomized crossover trial. High Blood Pressure & Cardiovascular Prevention, 31(1): 65-76. 10.1007/s40292-024-00622-8.
4 Nehlig, A. (2022). Effects of coffee on the gastro-intestinal tract: a narrative review and literature update. Nutrients, 14(2). https://doi.org/10.3390/nu14020399.
5 Barrea, L. et al. (2023). Coffee consumption, health benefits and side effects: a narrative review and update for dietitians and nutritionists. Critical Review in Food Science and Nutrition, 63(9): 1238-1261. https://doi.org/10.1080/10408398.2021.1963207.
6 Li, J. et al. (2025). Exploring the impact of coffee consumption and caffeine intake on cognitive performance in older adults: a comprehensive analysis using NHANES data and gene correlation análisis. Nutrition Journa, 24: 102. https://doi.org/10.1186/s12937-025-01173-x.
7 Lara-Guzmán, O. J. et al. 2021. Changes in the plasma lipidome of healthy subjects after coffee consumption reveal potential cardiovascular benefits: a randomized controlled trial. Free Radical. Biology and Medicine, 176: 345-355. https://doi.org/10.1016/j.freeradbiomed.2021.10.012
8 Shaposhnikov, S. et al. (2018). Coffee and oxidative stress: a human intervention study. European Journal of Nutrition, 57: 533-544. https://doi.org/10.1007/s00394-016-1336-4
9 Shivappa, N. et al. (2014). Designing and developing a literature-derived, population-based dietary inflammatory index. Public Health Nutrition, 17(8): 1689-1696. https://doi.org/10.1017/S1368980013002115.
10 SSA, INS, Unicef. (2025). Guías Alimentarias Saludables y Sostenibles para la Población Mexicana 2025. México.
Autoras(es): Silvia Yolanda Moya Camarena y Héctor Daniel Parra Sánchez, académicos(as) de la Coordinación de Nutrición del CIAD.
CITACIÓN SUGERIDA
Moya Camarena S. y Parra Sánchez H. (2025, 27 noviembre). ¿Tomar café inflama o protege? Desmontando mitos a través de la ciencia. Oficina de Prensa. Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD). https://www.ciad.mx/tomar-cafe-inflama-o-protege-desmontando-mitos-a-traves-de-la-ciencia/↗







