La humanidad ha girado su vista hacia la Tierra porque se ha percatado de la contaminación que ha causado y sus consecuencias al ecosistema. Fue así que surgió la conciencia y la necesidad de mantenerla habitable. Esta necesidad ha propiciado la búsqueda de alternativas para su limpieza, así como de alternativas para los métodos de producción industrial y agropecuaria.
El uso de microorganismos para controlar a las plagas agrícolas es una de estas alternativas. Los microorganismos de biocontrol sustituirán de manera creciente a los agroquímicos, especialmente a los pesticidas sintéticos que no se degradan en el medio ambiente y, por lo tanto, se acumulan, causando daños por su toxicidad al ecosistema y a la salud humana y animal.
El uso de organismos antagonistas competidores para controlar las poblaciones de los insectos plaga se conoce como control biológico o biocontrol y se basa en que los insectos se vuelven plaga cuando su población aumenta más allá del umbral ecológico, debido a la desaparición de sus enemigos naturales.
Al disminuir la población del insecto que se ha convertido en una plaga, disminuye también la población de sus enemigos naturales y se establece un equilibro. Los enemigos naturales de una especie de insectos son muy específicos para esa especie.
Algunos hongos conocidos como hongos entomopatógenos son muy efectivos para el control de plagas agrícolas como moscas, mosquita blanca, áfidos, langostas, chapulines, broca, barrenadores, escarabajos, gorgojos, picudos y termitas. Existen productos en el mercado formulados con esporas de estos hongos. Las esporas germinan cuando están en contacto con el insecto, lo penetran y se reproducen en el interior del insecto, usándolo como fuente de alimento; si condiciones como la humedad son adecuadas, el hongo emerge del insecto. La actividad de estos hongos es limitada, ya que son altamente específicos. Algunos de los hongos entomopatógenos más utilizados para el biocontrol pertenecen a los géneros Beauveria, Metarhizium, Paecilomyces, Verticillium y Langenedium, entre otros.
La bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) ha sido el agente de biocontrol más estudiado y utilizado. Este bacilo, al esporular, produce proteínas Cry, las cuales cristalizan y son tóxicas para los insectos. Los síntomas que causan en el insecto plaga son: cese de ingestión, parálisis del intestino, diarrea y, finalmente, la muerte. Las toxinas Cry son muy específicas y controlan insectos de los órdenes Díptera (mosquitos), Coleóptera (escarabajos) y Lepidóptera (gusanos).
Otro caso de éxito es el uso de nematodos (gusanos del suelo) entomopatógenos, que son utilizados para controlar diversos insectos cuyas larvas se desarrollan en el suelo. Este tipo de nematodos son muy interesantes, ya que son los únicos bioinsecticidas capaces de desplazarse y llegar hasta el insecto que atacarán. Se ha encontrado que, cuando los nematodos insecticidas se aplican al suelo por medio del agua de riego, la población de nematodos patógenos de plantas disminuye porque compiten por ese nicho.
También se utilizan microbios para controlar a los microorganismos patógenos de plantas (estos últimos llamados fitopatógenos), impidiendo el ataque de los fitopatógenos a las plantas. Un ejemplo de ello es el hongo Trichoderma que ataca y se alimenta de otros hongos; de esta forma, cuando se aplica al suelo combate a los hongos fitopatógenos de la raíz. Por ejemplo, los que provocan pudrición en muchos cultivos.
Así mismo, los microorganismos se utilizan para evitar la pudrición de frutos ya cosechados. Algunas levaduras del género Candida protegen a las manzanas de daños por hongos, compitiendo con estos por espacio y nutrientes. Así, en lugar de sumergir a las manzanas en fungicidas, se puede utilizar esta levadura, la cual es un organismo aprobado para utilizarse en alimentos por ser inofensivo para el consumidor.
Todos estos organismos y microorganismos se pueden producir in vitro, es decir, en reactores en una fábrica para obtener productos comerciales. La producción de éstos en México tiene la ventaja de que se utilizan tecnologías desarrolladas en el país, con menores costos de producción, además de la creación de empleos y la utilización de organismos nativos adaptados a las condiciones ambientales de las regiones donde fueron aislados. De esta forma se evita introducir al ecosistema organismos aislados de otros ecosistemas y de otros países.
Con la finalidad de que la industria del biocontrol se desarrolle en nuestro país será necesaria la continua vinculación entre biotecnólogos, bioingenieros, entomólogos, fitopatólogos y agrónomos.
Resumen de la publicación:
Eduardo Torres Sánchez, Héctor M. Cárdenas Cota, Mayra de la Torre Martínez, 2007. Biocontrol de plagas agrícolas y enfermedades de las plantas. En: Francisco G. Bolívar-Zapata, Fundamentos y casos exitosos de la biotecnología moderna, pp. 505-528.